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sábado, 1 de octubre de 2011

CONSUMO

CONSUMO Y DESARROLLO

Nuestra cultura consumista soporta y justifica en buena parte nuestro actual modelo de sociedad. Así, en este modelo social se considera que una mayor oferta de bienes de consumo puestos al alcance de la ciudadanía es fundamental para lograr un mayor bienestar, y que un nivel de consumo más elevado nos reporta, a su vez, un grado superior de felicidad individual y colectiva. La condición que se antoja necesaria para conseguir satisfacer nuestras ingentes necesidades de consumo es el crecimiento económico.
Sólo una actividad económica en continua expansión será capaz de satisfacer esa ilusión de conseguir el bienestar a base de consumir cada vez más. Estas creencias y valores están muy arraigados entre nosotros, hasta tal punto que uno de los indicadores clave para medir nuestro estado de bienestar suele ser el incremento del consumo
Los productores tienen que aceptar la responsabilidad de los productos que ponen en el mercado, de manera que se eviten la contaminación y los residuos en el proceso de fabricación, y que al final de su ciclo de vida, puedan ser reciclados y reutilizados, para evitar de ese modo un mayor consumo de recursos naturales.


Análisis  Película
COMPRAR, TIRAR, COMPRAR

¿Por qué las cosas ya no se hacen como antes?  Chips que se instalan en productos electrónicos para limitar su uso, baterías programadas para una duración límite de un año, medias que se estropean a los cinco lavados… El problema es que existe una práctica empresarial conocida como obsolescencia programada, que consiste en la reducción deliberada de la vida útil de los productos para incrementar su consumo. En la película ‘Comprar, tirar, comprar’ hace un recorrido por la historia de la muerte programada de los bienes de consumo, impulsada por las empresas para incentivar las compras.

La práctica de la obsolescencia programada comenzó a realizarse en los años veinte cuando las principales fábricas de bombillas pactaron en secreto que la vida útil de sus productos debería reducirse de 2.500 a 1.000 horas para multiplicar sus ventas. Según lo afirma Cosima Dannoritzer, directora del documental: “esta práctica empresarial se ha convertido en la base de la economía moderna, a pesar de las terribles consecuencias medioambientales de un sistema que genera toneladas de residuos inútilmente“.

Si entran al siguiente link encontraran el documental “comprar, tirar, comprar”.

1 comentario:

  1. lo que se expone es muy hacertado ya que nuestra sociedad inmediata es consumista y no tiene encuenta la relación con el medio

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